Sueños extraños

era un sitio lúgubre, parecía una especie de baño con una tubería mala, ya que el piso de cerámica con pequeños cuadrados contenía agua. Para caminar a través de él había que dar saltos para que el pie tocara en las superficies más altas que contenían menos agua. Allí fui, tenía curiosidad de ir a ese lugar, era de otra V y deseaba conocerle, vi caras conocidas saliendo de una habitación de más difícil acceso, ahí, ahí me habían contado que debía ir, lo veo, lo veo a él también saliendo de esa pieza, hay una especie de barra y personas con vasos en sus manos parados conversando en las esquinas y orillas del espacio contiguo al que pareciera tener las fugas de agua, debió de ser un lugar muy elegante alguna vez, pienso. Atrás de todo esto, allí es donde debo llegar.
Continúo con dificultad intentando mojar lo menos posible mis zapatos todo menos impermeables, le veo pasar, estoy muy cerca, veo una pieza, como de niño, pequeña, luego camino hacia la otra, acá no está inundado y posee un suelo alfombrado este pasillo demasiado delgado en comparación a las otras salas más abiertas y amplias, y abro la puerta, veo una especie de iluminación proveniente de debajo de la cama, levanto el cubrecama y ahí está.
La maleta abierta, brillante emanando colores extraños, como felices de arcoiris, muy luminosos, introduzco mi cabeza e intento entrar en ella con mi cuerpo, es difícil al comienzo, pero lo logro. Así, pude llegar a este... A este otro mundo.

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