Me caen mal los alemanes que vienen con su altanería a Chile

pero realmente
igual muchas veces me siento como una extraña en mi propio país
tanto que no sé, no conozco, no controlo


Nada qué hacerle
a veces oprimidxs
a veces opresores
 

La IAP por ahora no sé si funciona y no lo descubriré pronto como pensaba hace algunos meses...

Cuando sepa cómo cambiar algo tan simple como la actitud de compañeros de trabajo flojos, chantas e hipócritas, quizás podré avanzar en descubrir cómo cambiar cosas más estructurales como la contaminación de empresas del agua o el trato denostador e incluso violento hacia las mujeres, niñxs entre otros individuos marginados socialmente en una ciudad para automovilistas, hombres, clase alta, blancos, apellidos extranjeros (cierto tipo de apellidos), "normales", entre otras categorías que ya no sé si agradecer que las sepa o si me causan más males que bienestar.





Más encima la situación en Venezuela no ayuda mucho, esos weones se meten en todas partes y mi gran presidente apoyando a un tipo x en nombre de todo el país, por qué no les dejan tranquilxs en su autonomía y se ocupan sin imponer su color político de lo necesario que sea el problema del agua, la electricidad y otros que me han contado venezolanos migrantes.

No puedo generalizar, una vez en una actividad al aire libre resaltaban un alemán y una austríaca por sus bailes y terminamos hablando y eran bastante simpáticxs sinceramente, no he de generalizar como no deseo que hagan conmigo. Pero con todo lo de Francia y los países europeos y su historia, mi propia experiencia en uno de esos países diciéndome que debía saber portugués y todo porque era de esos países demuestra UN GRAN DESCONOCIMIENTO Y VIOLENCIA SIMBÓLICA QUE NO ES PARA NADA AGRADABLE.


Seguramente, yo también lo realizo con minorías de "mi propio" "país".

HAY TANTO QUE AVANZAR.

Y CÓMO...

Quizás comenzar por aclarar que no los odio, ¿pero a quién le importa?

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