Cuento sin nombre.

Capítulo 1

A pesar de las bellas palabras que le decía cada día. Ella era suya, solo suya, le pertenecía, quería utilizar cada parte de su cuerpo para su propio beneficio, por siempre, que me lave, que me cocine, me planche, me haga cariños, me deje penetrarla y tocarla cuando yo quiera. Claro, esto no lo decía ni lo pensaba de manera consciente. Lo que quería hacer con su cuerpo, que después de todo ya le pertenecía.
No, no laves, ya lo hago yo, que no soy un niño pequeño, que yo te cocino; te trataré como reina y ella se lo creía cada vez y no porque fuera tonta.
Películas, propagandas, abuelas, tíos, todo su entorno la conducía a pensar que luego todo estaría bien que cambiaría todo algún día que ya no la maltrataría más cuando ha tenido un mal día ni la violaría al penetrarla sin su consentimiento. Ella tanto creía amarle que se lo permitía, a pesar del dolor que sabría que vendría después. Ya cambiará, siempre me dice que me ama, por algo será, las cosas siempre suceden por algo. Si yo sé que me ama, lo extraño es su manera de demostrarlo, y cuando comenzaba a sopesar respecto a aquella incoherencia, él parecía percibirlo y llegaba con flores y le daba la velada más romántica que pudiera imaginar, reinventándola cada vez, culminando con besitos suaves y caricias amables.
Entonces, volvía a comprender por qué lo amaba tanto, le perdonaba todo, era volver a empezar.

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