"Consuelo se hallaba adentro del corazón tibio deloro, levantando apenas la cortina de muselina blanca, y desde allí vio a Ramona de pie, debajo de un manzano plantado a la orilla del río. Era una sombra oscura y sólo eran visibles sus ardientes ojos afiebrados. El agua casi no hizo ruido cuando recibió el revólver de la mano huesuda de la mujer del tricot negra. Consuelo sonrió, ahora nunca más aquella mujer oscura y terrible le haría daño, estaba dentro de la casa junto al río, a su lado se hallaban sus tíos y la casa resplandecía como un arcoiris. ¡Estaba a salvo! ¿Acaso no había venido a España en busca de sus muertos...?"

Elena Garró-La casa junto al río

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